miércoles, 2 de diciembre de 2015

Le quería, porque lloraba conmigo

No me gustabas, me gustaba como me comportaba yo contigo, como me sentía. Tan triste, pero porque sabía que se acabaría. Jamás podré disfrutar nada y es probablemente porque pienso, pensar nos hace libres, no felices. De hecho ni siquiera nos hace libres porque nos sentimos encadenados a la realidad, una realidad de la que tampoco tenemos certeza. Que asco da la vida si es vida y que paz será la muerte si hay muerte. Pero muerte de verdad. Nada.
Que fácil es acostumbrarse a estar solo, y que duro es darse cuenta de ello. Le echo de menos porque estaba conmigo físicamente, pero nunca me apoyó. Puede parecer duro, pero él me enseñó a ser autosuficiente, a estar sola en mi cabeza. Una cabeza en la que vivo yo sola, sin nada más, una mente en la que las paredes son espejos, en la que vivo a oscuras, en la que cuando entra luz me asusto porque me veo reflejada, me asusto y lloro, lloro y quiero que se vaya esa luz que me quema los labios, Malaquias sabía de lo que hablaba, yo lloraba con él, por eso le quería.